Cierro mis ojos y siento que caigo al vacío, desesperado por esta sensación, insatisfecho con las circunstancias y enemigo de mi otro yo.
Parado en una avenida, en un mundo paralelo, donde la vida no existe, donde la soledad corroe, donde hay día y noche, pero no personas.
Llorando por lo que no es, una fantasía, un cuento de hadas algo que es pero no es, algo extraño y nuevo, algo bueno o algo malo… No lo se.
Solo un océano de inquietudes, una montaña de sentimientos y un enorme bosque sin respuestas.
Desconectado de la paciencia, esclavo del sufrimiento, enfermo de una locura pasajera,
devoto de la muerte, hacedor de una gracia divina.
Recordando el pasado, perdonando a los pecadores, sanando heridas y rehaciendo algo que no se que es.
Clamando por la vida, arrastrado por el drama, herido por las palabras, sin destino concreto.
Sálvame, sálvame, sálvame...
Solo el eco y mi osamenta...
Con todo y sin nada...
Fin del sermón.
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